viernes, 30 de diciembre de 2016

Señora que tiene un trancazo


Escena décima
Saloncito de estar. 
Persianas a media asta. 
Mesa larga con centro navideño y mantel de renos. Restos de migollos sobre el mantel de renos.
Taza de café con restos. De café. Pañuelos de papel hechos un burruño rodeando la taza.
En el sofá, la señora languidece, tapada con manta de borreguillo al uso y gato negro a los pies. 
Estornuda, y el gato le muerde un pie para que se calle.
Coge el octavo rollo de papel higiénico y se suena el moco agüillado. 
La nariz, roja como la de Rudolf, amenaza con desprenderse de la cara. 
La señora se aplica pomada restauradora, de la que usaba Cecilia con el Ecce Homo.
En la cabeza sigue metido alquien con un martillo pilón. 
Entra el niño, móvil en mano, apartando con los pies la pila de papel higiénico con moco agüillado.
   - Mamá, o lo que queda de ella. Te ha sonado el móvil.
   - Dile que "igualmente"- contesta la señora con la voz nasal del hada de Pinocho.
   - No es una felicitación. Es la editora de tu curro, que dice que mañana vayas un poco antes.
La señora mira la mesita de poner pies que se ha convertido en un stand de la feria del resfriado vírico. 
No falta de nada. Dos rollos de papel que quedan de un pack de 12, ibuprofeno, aspirina, vicks vaporú, eucalipto en rama, termómetro digital, pomada de recomponer narices, garrafa de cinco litros de agua...
Considerando el armamento y los días de asedio no cree que el enemigo tarde en rendirse.
   - Dile que no problem.

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