jueves, 22 de junio de 2017

Señora que escucha a Eusebio


Escena dieciocho.
Un martes cualquiera.
   - Rin, rin, y mil veces rin... (de nuevo sonido onomatopéyico)
La señora coge el auricular dispuesta a atender al alma desnortada que solicita su atención.
   - Señora que escucha.
   - Buenas, señora. Soy Eusebio.
   - Hola Eusebio. ¿Cómo va la cosa?
La señora saca mentalmente la ficha de Eusebio. Raza caucásica, mediana edad y ávido por consumar su vida marital como si no hubiera un mañana.
   - Nada. Lo de siempre. Que no follo. Que mi señora no quiere nada conmigo.
   - ¿Fuiste a ver al Doctor Magneto como te dije?
   - Sí. Y el hombre dijo que lo que podía hacer por mi era reducirme las ansias, y me plantó un imán con forma de dodecaedro en medio de los cataplines para reducir la fogosidad. Pero ni por esas. Ahora voy fogoso y escocido.
   - Imán a nivel escrotal. Mmmm... tal vez hubiera sido mejor adherido al glande.
   - Sí que era grande. Me costaba andar porque encima tengo los huevos gordos. Mi mujer cuando lo vio se asustó y si antes huía, ahora ni te cuento. Me llama Robocó.
   - Pues nada, si no funciona el magnetismo físico habra que probar con el psíquico.
   - Lo que haga falta con tal de mojar ¿Y eso pesa como el imán? 
   - No hombre. Se trata de la atracción de la hembra con arrumacos y florituras. Que tú eres muy de entrar a matar Eusebio.
   - Es que el hombre necesita desfogarse. Que las mujeres no os enteráis.
   - Vale, pero primero está el cortejo. 
   - Ahí voy. Había pensao en llevármela a un buen hotel con desayuno bufé que es lo que hace Vicente el del bar de la esquina. Dice que follar, alomejor no follas pero se come bien.
   - Muy buena idea. Vamos por buen sendero. La hembra se sentirá halagada y...
   - ¿Usté cree que va a resultar? A ver si me voy a gastar los cuartos pa ná.
   - Hay que arriesgar Eusebio. 
   - Pero a ver. Usté, como mujer, si yo me la llevo a un hotel con desayuno bufé, ¿cuantos polvos me aseguraría?
   - Hombre, a mi no me meta. 
   - Es que quiero hacerme una idea numérica.
La señora resopla mientras va en busca de la botella de Protos. Se echa una copa hasta el borde.
   - Eusebio, es mejor ir a la aventura. Deja que la magia del hotel haga su parte.
   - Pues como no tengan a Juan Tamariz de recepcionista...
   - Venga, que seguro que sale bien y sales harto de cópulas.
   - Ay no me diga eso que me pongo a tono.
   - Ande, póngase el imán escrotal. Resérvese un poco, hombre.
 Le dejo, que tengo otros pacientes que atender.
   - Muchas gracias, señora que escucha.
Pi,pi,pi,pi,pi...
La señora pega un lingotazo directamente de la botella.